Todos sudamos. Bien al realizar alguna práctica deportiva, por altas temperaturas, por la humedad o al enfrentarnos a alguna situación estresante. Nuestro cuerpo responde ante estos casos con la evaporación de agua por las glándulas de la piel. Un mecanismo natural de refrigeración con el que nuestro organismo regula y mantiene la temperatura corporal combatiendo el sobrecalentamiento.
Ahora bien, hay personas que sudan excesivamente aun cuando no se enfrentan a ninguna de las situaciones habituales de sudoración. Esta sudoración excesiva tiene nombre; hiperhidrosis.
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La hiperhidrosis es una patología que provoca la sudoración excesiva del organismo de una persona, ya sea hombre o mujer, y sea cual sea su edad. Está causada por la hiperactividad de las glándulas sudoríparas y tiene lugar cuando el sistema nervioso no funciona correctamente, generando una sudoración superior a la de las propias necesidades fisiológicas.
Aunque sudar es un mecanismo común y normalizado entre el ser humano, la sudoración excesiva puede causar trastornos físicos y psicológicos. Hay muchas personas que consideran el sudor como algo desagradable por su especial aroma o por una asociación a falta de higiene. La hiperhidrosis puede condicionar la vida social de quien la sufre, creando problemas o barreras en sus relaciones sociales y con su entorno.
Se estima que más de un 2% de la población mundial sufre de hiperhidrosis, siendo la población de origen asiático la más afectada por esta patología.
Una gran sudoración en circunstancias anormales es el principal indicador de la presencia de hiperhidrosis. Su localización puede ser diversa; principalmente se da en zonas del cuerpo como manos (hiperhidrosis palmar), pies (hiperhidrosis plantar), axilas, pubis o genitales. También puede darse en el rostro. O en todo el cuerpo.
La hiperhidrosis puede tener un componente hereditario puesto que, en ocasiones, es común entre diferentes miembros de una familia. Puede ser pasajera o perdurar durante años. Iniciarse en la niñez o sobrevenir en edades adultas. En la mayoría de las ocasiones suele desaparecer durante las horas de sueño.
La hiperhidrosis puede ser de tipo localizada o generalizada, según sea al área del cuerpo afectada. O bien, si clasificamos según la causa u origen, primaria o secundaria.
El tipo de sudoración excesiva localizada, es la que está asociada a una zona concreta (manos, pies, cara, etc.). Por contra, la generalizada afecta a la gran mayoría del cuerpo o a su totalidad.
Los casos más comunes son los de sudoración localizada y primaria, cuya causa suele ser de origen desconocido. Puede ser por herencia o por hiperactividad simpática. Aumenta con situaciones de tensión o excitación. El consumo de bebidas con cafeína, o el consumo de tabaco pueden también, incrementar la sudoración.
La hiperhidrosis secundaria es menos frecuente. Suele estar causada por situaciones excepcionales de enfermedad, por causas endocrinas o neurológicas, diabetes, menopausia, problemas en tiroides, trastornos del sistema nervioso, etc. Incluso puede estar provocado por algún tratamiento o medicación. En este tipo de hiperhidrosis la sudoración suele ser generalizada en todo el cuerpo.
Actualmente existen diversas posibilidades de tratamiento contra la hiperhidrosis. Por ejemplo, la aplicación de desodorantes anti-transpirantes con sales de aluminio que ayudan a reducir la sudoración localizada mediante la obstrucción de los poros de las glándulas sudoríparas.
También es posible usar la toxina botulínica (Botox) para regiones localizadas como axilas, manos y pies (siempre de manera ambulatoria). Esta toxina también actúa bloqueando las glándulas sudoríparas. Suele tener un efecto de seis meses aproximadamente.
Otro tratamiento es el de la Iontoforesis. Pequeñas corrientes eléctricas que cierran temporalmente las glándulas del sudor. Se realiza introduciendo manos o pies en agua durante media hora, aproximadamente. Sus efectos son temporales.
La cirugía para tratar la hiperhidrosis es otra opción posible. Puede realizarse mediante la succión o liposucción de las glándulas sudoríparas (generalmente de la axila). O por medio de la llamada Simpatectomía Endoscópica Torácica (STE), una cirugía mayor realizada por laparoscopia y a través de la cual se desactiva las señales nerviosas que mandan a nuestro organismo la sudoración excesiva.
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