Según la Organización Mundial de la Salud, entre un 10 y un 25% de la población mundial es portadora de bacterias meningocócicas, una de las principales causantes de la meningitis. La meningitis se trata de una enfermedad de carácter muy contagioso provocada principalmente por la bacteria Neisseria Meningitidis, también conocida como meningococo, la cual causa una inflamación grave de las meninges, las membranas que recubren el sistema nervioso central, formado por el cerebro y la médula espinal. Una afección que, sin embargo, también puede estar ocasionada por otras bacterias o virus como paperas, VIH, herpes labial, hongos, fármacos, agentes químicos, etc. Conozcamos un poco más acerca de la meningitis; síntomas, causas, tratamientos…
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Cuando las membranas que recubren el cerebro y la médula espinal, denominadas meninges, se inflaman hablamos de meningitis. Una enfermedad que, en caso de origen bacteriano, puede llegar a ser muy grave, incluso causar mortalidad si no es detectada a tiempo debido a su rápida evolución. Aunque la meningitis puede tratarse y superarse sin ocasionar secuelas, también puede provocar consecuencias irreparables como daños cerebrales, pérdidas de audición, ceguera, etc.
Esta enfermedad puede sufrirse a cualquier edad, sin embargo, los grupos con mayor riesgo de padecerla son las personas mayores, los jóvenes de entre 15 y 24 años y los niños menores de cinco años, especialmente los bebés, los cuales tienen mayores posibilidades de sufrir meningitis bacteriana.
En las últimas décadas en España se han introducido nuevas vacunas para combatir las bacterias más frecuentes que causan meningitis, por lo que su incidencia se ha reducido considerablemente. Desde hace unos años la vacuna contra el meningococo B, comúnmente conocida como Bexsero, es considerada como vacuna de uso hospitalario además de estar introducida en el calendario de vacunación pediátrica para que los padres puedan decidir la administración a los lactantes.
Es posible establecer dos tipos de meningitis según sea su origen bacteriano o vírico-infeccioso:
La meningitis bacteriana es la causada por una bacteria, requiriendo una rápida actuación de diagnóstico debido a su gravedad y celeridad en la propagación. Los microorganismos se transmiten mediante el intercambio de secreciones respiratoria como toses, estornudos o incluso besos. Los gérmenes que ocasionan este tipo de meningitis varían según la edad de la persona. En recién nacidos y bebés en los primeros meses de vida pueden ser el Streptococcus agalactiae, el E. Coli o la Listeria monocytogenes, en bebés de mayor edad, niños y adolescentes, los más comunes son el meningococo o el neumococo. En adultos y mayores de edad, el principal causante es el Streptococcus pneumoniae.
Es fundamental actuar con rapidez y tratar la meningitis bacteriana para conseguir una recuperación completa. En caso contrario, es posible que se produzca una lesión cerebral o nerviosa, o incluso es causa de mortalidad en niños pequeños o ancianos.
La meningitis infecciosa o viral está provocada por un virus. Los más comunes son el grupo de Enterovirus, propios del tracto digestivo. El virus del herpes simple, virus transmitidos por mosquitos, el VIH, el herpes genital o el virus de la coriomeningitis linfocitaria. Estos virus pueden propagarse por el contacto con el polvo, por inhalación, por picaduras de insectos, actos sexuales, contacto con heces o por transmisión de una infección existente en otra parte del cuerpo.
Este tipo de meningitis es más común pero menos grave que el bacteriano, pudiendo superarse incluso, sin necesidad de tratamiento.
En ocasiones, los síntomas de la meningitis suelen confundirse con los de la gripe, pudiendo manifestarse hasta en los diez días posteriores al contagio. Los síntomas más habituales son:
Tanto para la meningitis bacteriana como para la vírica los síntomas son similares. En el caso de la bacteriana, si el microorganismo en cuestión alcanza la sangre puede derivar en septicemia o sepsis.
En la situación de presentar algunos de estos síntomas es importante acudir al médico para que valore su caso particular, pudiendo tomar muestra de sangre y líquido cefalorraquídeo para su análisis que determinará la enfermedad y el microorganismo responsable de su aparición. Frente a la meningitis bacteriana pueden suministrarse antibióticos capaces de evitar secuelas como pérdidas sensoriales, mientras que la viral puede desaparecer por sí sola en un periodo de 7 y 10 días.
En cualquier caso es importante la prevención, bien por medio de la vacunación en bebés o por medio de unos hábitos correctos de higiene y limpieza, evitando el contacto con personas enfermas o guardando reposo. Hay que tener en cuenta que el 90 por ciento de los casos de meningitis son debidos a infecciones, de ahí que sea necesaria llevar una vida saludable y alejada de cualquier contacto con fuentes de microorganismos.
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