Según la Organización Mundial de la Salud, más del 10% de las mujeres padece endometriosis, siendo esta una de las principales causas de infertilidad, además de ocasionar una importante conmoción emocional para quienes la padecen, tanto por los fuertes dolores como por las consecuencias de fecundidad que acompañan a esta patología. Se calcula que la endometriosis afecta a 175 millones de mujeres a nivel global, cuya media de edad está en los 27 años (edad fértil) de cualquier etnia o raza y que entre un 30 y 40% de las mujeres con endometriosis sufren de infertilidad.
En este artículo intentaremos dar algo más de luz sobre esta patología cuyo origen es todavía desconocido y cuyos síntomas son muy variables, pudiendo ser incluso asintomática, lo cual provoca serios retrasos en el diagnóstico de la enfermedad y en la fijación de su tratamiento o intervención.
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¿Qué es la endometriosis?
La endometriosis es la enfermedad ginecológica propia del endometrio, la capa interna del útero, la cual coincidiendo con el ciclo menstrual es expulsada si no media embarazo. La endometriosis es la implantación y crecimiento benigno de este tejido endometrial fuera del útero, normalmente en los ovarios, las trompas de Falopio, la vejiga urinaria o, incluso, los intestinos o pulmón. Se caracteriza por provocar fuertes dolores durante la menstruación o también dolores pélvicos crónicos que pueden llegar a ser invalidantes. Sus causas se desconocen aunque si es posible establecer una relación con factores genéticos u otros como inmunológicos, de fenotipo, de estilo de vida o medioambientales. Incluso, puede llegar a estar conectada con modificaciones en los niveles de estrógenos en el organismo.
Síntomas de la endometriosis
Los síntomas de la endometriosis son muy heterogéneos y pueden manifestarse (o no hacerlo) de distinta manera para cada mujer. En los casos sintomáticos, suele manifestarse en forma de intenso dolor abdominal y/o pélvico, dismenorrea o cólico menstrual, ausencia del periodo, dispaurenia o dolor durante el coito, dolor al orinar o defecar, pérdidas de sangre entre periodos u otros como fatiga, cansancio, etc. Cuando el dolor se localiza en ovarios o trompas de Falopio puede derivar en problemas de fertilidad que impidan a la mujer quedarse en estado embarazo de manera natural.
Del mismo modo, la endometriosis puede ser asintomática (se estima que entre el 15 y el 30% de los casos de endometriosis lo son), lo cual conlleva un problema a la hora de establecer un diagnóstico que dirija hacía esta patología ginecológica.
Tanto por las fuertes molestias que puede generar, que pueden llegar a ser incapacitantes, por los problemas que genera en las relaciones de pareja o en el ámbito profesional, familiar o en lo psicológico, la endometriosis puede afectar sustancialmente a la calidad de vida de la mujer.
¿Cómo puede diagnosticarse esta patología?
La presencia de síntomas evidentes facilita en gran medida el temprano diagnóstico de la endometriosis, si bien esta enfermedad suele ser de difícil diagnóstico ya que incluso mujeres que la padecen en estados severos pueden no presentar signos. Debido a la gran variedad de síntomas que pueden darse y a que suele estar normalizado el dolor que acompaña a una menstruación, puede que pasen años hasta que sea detectada una endometriosis en la mujer.
En caso de que existan algunos de los síntomas citados anteriormente es importante ponerse en manos de un profesional de la ginecología que pueda revisar el historial clínico, los posibles antecedentes familiares y proceder a realizar el pertinente examen físico de la mujer. El profesional podrá realizar un diagnóstico diferencial del dolor con el que pueda distinguir la endometriosis de otras enfermedades ginecológicas, gastrointestinales, urológicas o músculo-esqueléticas. Así como determinar con exactitud la localización del dolor, su intensidad, su duración y su impacto a la calidad de vida cotidiana.
En determinados casos, puede ser necesaria una laparoscopia que permita al especialista visualizar toda la zona afectada de útero y ovarios.
Posibles tratamientos
Repetimos, por su origen inexacto y su variabilidad, la endometriosis es una enfermedad compleja para su diagnóstico y, también, para su tratamiento. Para tratarlo, suelen optarse por tres vías diferenciadas: tratamiento farmacológico en primera instancia, tratamiento hormonal y cirugía en el último de los casos.
En el tratamiento por fármacos, para el alivio del dolor o de otros síntomas de carácter leve suelen utilizarse analgésicos o antiinflamatorios como paracetamol, ibuprofeno, metamizol, etc. Antihiperalgésicos como duloxetina, amitriptilina o pregabalina. También opioides como morfina, metadona, etc.
En cuanto a los tratamientos hormonales, estos suelen reducir de manera considerable el dolor y frenar el avance de la enfermedad. Anticonceptivos como la denominada «píldora» o pastillas anticonceptivas, el parche anticonceptivo de aplicación directa sobre la piel, el DIU o dispositivo intrauterino de Levonorgestrel o tratamientos con progestágenos, danazol o gestrinona.
En el último de los casos y solo cuando los tratamientos anteriores no ofrezcan eficacia se recurrirá al tratamiento quirúrgico con el que eliminar el endometrio implantado fuera de su zona. La laparoscopia es el método quirúrgico menos invasivo que puede realizarse, gracias a él será posible no solo el correcto diagnóstico y localización del endometrioma, sino también su eliminación, minimizando el trauma ovárico y favoreciendo a la fertilidad natural de la mujer.
La histerectomía o extirpación parcial o total del útero será siempre la última de las opciones y solo en casos muy severos.
En caso de sufrir intensos dolores menstruales o algunos de los anteriormente mencionados, se recomienda acudir al ginecólogo para que éste pueda determinar de manera temprana un posible caso de endometriosis.