En artículos anteriores he hablado sobre las pruebas de la oposición, sus dificultades, la importancia del círculo social… Hacía tiempo que quería dar visibilidad también a la situación que vivimos los interinos, con sus ventajas y sus inconvenientes. Sé que muchos os sentiréis identificados en este artículo y es que, tras la oposición la mayoría de los docentes vivimos esta situación.

El significado de ser interino

Cuando se acercan las vacaciones escolares estamos muy acostumbrados a escuchar eso de…

¡Qué bien viven los maestros/as! Y la verdad es que sí, en comparación con el resto de funcionarios y personal laboral, como maestros tenemos más días de vacaciones. Sin embargo, al llegar el fin del curso escolar los interinos nos quedamos sin empleo y sin un futuro claro para el siguiente curso escolar.

El camino a la interinidad

Tras darle vueltas a tu futuro, con la carrera terminada y teniendo claro que quieres vivir tu vida al frente de un aula decides presentarte a las Oposiciones. Probablemente en tu primer intento no conoces demasiado bien el funcionamiento de este sistema de selección, así que investigas y te apuntas a una academia o buscas un preparador que te guíe en el camino.

Tras 8 o 9 meses dejándote la piel en el opozulo llegan las pruebas. Pasas la primera fase, clavas la exposición y apruebas con bastante buena nota, ¡genial! Pero llega la fase de baremación y ves que no ha sido suficiente, no tienes puntos de experiencia o tu nota no es lo bastante alta, entras a formar parte de la famosa LISTA DE INTERINOS.

Con esta lista de interinos la administración cubre vacantes y sustituciones. Tu orden en esa lista depende de tu nota en la oposición, el tiempo trabajado y los méritos. Prepárate, porque a partir de ahora esa lista y los cambios que en ella se produzcan marcarán tu destino.

La inmensa mayoría entra una rueda de cursillos, listas que corren, empleos temporales, destinos variopintos, exámenes y lucha por baremos que, desde fuera, parecen surrealistas.

Incertidumbre e inseguridad

La interinidad genera incertidumbre e inseguridad. ¿Cómo va a avanzar tu vida siendo interino? ¿Cómo formar una familia o comprar una casa sin un puesto fijo?

Los interinos recorremos cientos de miles de kilómetros cada curso, viviendo (o malviviendo) entre dos localidades para poder mantener a flote la vida familiar que dejamos en nuestros hogares y los destinos escolares (en ocasiones múltiples) que nos tocan cada año.

Lo cierto es que las listas se mueven, el problema es dónde te puede tocar. Con familia e hijos debes plantearse si llevarlos contigo, con el riesgo que conlleva trasladarse cada año, o disfrutar de la vida familiar únicamente los fines de semana. Por no hablar de los gastos en hipoteca y alquiler, que se duplican en la mayoría de los casos.

Si obtienes vacante puede sentirte privilegiado, aún con la incertidumbre de qué deparará el curso siguiente. Durante todo un curso escolar gozarás de las mismas ventajas que un funcionario de carrera y al llegar los meses de verano seguirás formando parte del funcionariado, no irás al paro y cobrarás el verano.

Pero otra realidad es posible, encontrarse en un puesto no tan favorable en la bolsa, que te llamen para sustituciones breves y entre medias, la nada, o que no lleguen a llamarte en todo el curso.

La llamada

Los interinos sin vacante vivimos con la ilusión de recibir una llamada de la Dirección Provincial de Educación.

Un día, sin esperarlo y sin previo aviso, te llaman, hay un puesto disponible y, si te interesa (aunque el rechazarlo no es siempre una opción), debes presentarte en el centro educativo al día siguiente.

Por supuesto, aceptas, envías el papeleo que te solicitan para la toma de posesión, buscas el centro en google (porque no tienes ni idea de dónde está) y te encuentras con que está a unas 3h de camino. No tienes tiempo que perder, debes hacer la maleta, buscar alojamiento al menos para unos días y presentarse en el cole a primera hora de la mañana, con el curso ya empezado y un grupo de alumnos, de los que no tienes ningún dato, esperándote.

Al fin y al cabo ser interino es como cambiar de empresa cada año. Aunque tienes el mismo pagador, tus compañeros, personal de servicios, lugar de trabajo, herramientas, horarios… y sobre todo tus alumnos, son distintos, y te tienes adaptar de un día para otro. Cuando llevas un tiempo en el centro, y estás más o menos adaptado, se acaba el curso o la sustitución, así que recoges tus cosas y te vas.

Esta es un realidad, que como opositor (o futuro opositor) tienes que conocer, no quiero venderte un camino de rosas. Pero también te aseguro que cada día trabajado, cada localidad, cada curso… te deja un poquito más cerca de la plaza, y al menos para mí, merece mucho la pena.

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