No por resultar evidente es menos importante. Para poder estudiar hay que saber leer. Cuando hablamos de saber leer nos referimos, por supuesto, a la capacidad de comprensión de una persona a la hora de interiorizar o asimilar el texto leído. Una capacidad que varía en cada persona según el tiempo empleado en leer un mismo libro, en su nivel de comprensión final, o en las relecturas necesarias para su correcto aprendizaje. Si nos centramos en la preparación de oposiciones el mencionado elemento del tiempo se convierte en un aspecto clave, pues hemos de estudiar mucho contenido en un periodo de tiempo limitado que, además, parece correr más deprisa de lo que realmente lo hace. Es por ello que todos aquellos y aquellas que preparan una oposición deben tener una buena eficacia como lectores de manera que puedan rentabilizar al máximo el tiempo dedicado a estudiar una oposición. Veamos algunas cuestiones fundamentales de la lectura y, más en concreto, de la lectura rápida en oposiciones.
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A la hora de la preparación de oposiciones tener un buen dominio de la capacidad lectora, así como una alta fluidez a la hora de leer y retener la información aportada, es vital para un buen desarrollo del estudio. Más cuando, en ocasiones, el gran volumen de temas a estudiar requiere de agilidad y de notables progresos diarios para el máximo aprovechamiento de ese gran adversario llamado tiempo.
De ahí que muchos especialistas recomienden técnicas de lectura rápida como parte de la preparación a una oposición. Una estrategia que garantizará la mejora de la comprensión y de la concentración. Que beneficiará a ese habitual vistazo de un tema antes de empezar a estudiarlo También a ese repaso rápido y de refuerzo del tema que ha sido previamente estudiado.
Algunos expertos en técnicas de estudio y memorización señalan que una lectura lenta y concienzuda de un tema a estudiar desvía la atención de nuestro cerebro. El cerebro requiere agilidad para permanecer ocupado en una misma lectura y no alejar la atención hacía otros pensamientos.
Leer rápido mejora, por tanto, la concentración en una tarea específica de nuestro cerebro. Previene de divagaciones o pérdidas de atención y garantiza un mayor rendimiento y eficacia para el estudiante en cuestión.
Además, la mayor velocidad de lectura está asociada a una mejor comprensión lectora. La velocidad media de lectura para un adulto está en unas 200-300 palabras por minuto, unas cifras que es posible mejorar si trabaja para ello. Los expertos establecen que aumentar estas cantidades de palabras al minuto es sinónimo de entender más rápidamente frases completas. De no atascarse en palabras concretas. Por supuesto, esto es algo que está directamente relacionado con el buen manejo del vocabulario por parte del lector. De su experiencia y hábito en la lectura.
Los buenos lectores son aquellos que ponen en práctica lo que suele denominarse como «fijaciones oculares amplias», es decir, la cantidad de letras, palabras y deducción de otras palabras o frases que son capaces de realizar en una sola fijación. Lo que su cerebro es capaz de captar sin que el texto sea leído literalmente.
Es cierto que la rapidez lectora depende, en gran parte, del texto al que nos enfrentamos. En lecturas como revistas o prensa, la rapidez siempre será mayor que en lecturas más densas que requieren de una mayor atención y comprensión, como es el caso del estudio de una oposición.
Los expertos en memorización afirman que es posible llegar a leer a una velocidad de 1000 palabras por minuto, aunque otros especialistas afirman que una lectura a esta velocidad puede llegar a comprometer la buena comprensión del texto. Trabajando una serie de ejercicios de lectura es posible llegar a conseguir una buena media de 400 o 500 palabras por minuto sin que sea necesario «saltarse» parte del texto y lograr comprender la información tanto general como detallada del contenido en cuestión. Para ello será importante trabajar los movimientos oculares, evitando regresiones hacía parte del texto ya leído o fijaciones oculares más cortas.
Si piensas que tu velocidad lectora no es demasiado alta y estás planteando la opción de preparar una oposición, no debe cundir el pánico. Tú también puedes mejorar la capacidad y rapidez de lectura y así mejorar el rendimiento durante es estudio de una oposición, siguiendo una serie de sencillas técnicas.
Por ejemplo, a la hora de comenzar una lectura puedes hacer un análisis previo de aquello que vas a leer. Conocer de antemano si se trata de un texto más o menos técnico, de su volumen, estructura, puntos y palabras clave. Esto podrá ayudarte a realizar un mapa mental global del tema, bloque o lectura a realizar. Te familiarizarás con él y comprobarás como la comprensión lectora mejorará.
Otro consejo habitual es el de conocer los términos o vocabulario empleados en el texto. Si durante una lectura desconoces el significado de esa palabra, para inmediatamente de leer. Abre un diccionario y busca su significado. Pensarás que de esta manera estás ralentizando la lectura, sin embargo, el efecto será el contrario. Puede que esa palabra se reproduzca muchas veces durante la lectura y conociéndola estarás beneficiando a una mejor lectura y comprensión dentro del contexto.
También es recomendable hacer un ejercicio de autoconocimiento para suprimir malas costumbres adoptadas como lector. Por ejemplo, leer en voz alta, nombrar mentalmente lo que leemos, detenerse en exceso sobre una palabra o frase o retroceder en numerosas ocasiones.
La subvocalización significa que repites en tu mente todo aquello que estás leyendo. Un hábito que perjudica a la velocidad lectora al ralentizar tu proceso de lectura. Debemos aprender a identificar la información de lo que leemos sin necesidad de repetir las palabras de nuestra mente. La subvocalización nos limita, por eso debemos intentar reconocer aquellos momentos en que estamos subvocalizando, para poder trabajar directamente sobre ellos, y tratar de no repetir las palabras en tu cabeza. Si lees más de 300 palabras por minuto significará que has progresado o incluso abandonado la subvocalización.
Usar una guía que marque el lugar o renglón de la lectura, como una regla, un dedo o un bolígrafo es una técnica muy básica (y especialmente utilizada en la infancia en los primeros pasos de la lectoescritura) que a muchos lectores les resulta de utilidad para acelerar su velocidad de lectura y evitar posibles relecturas que disminuyan la rapidez lectora. Subrayar lo leído es también, una buena solución para aquellos que necesitan dejar rastro el texto en su camino como buen lector.
La técnica de la lectura en zigzag es fácilmente aplicable y muy efectiva a la hora de lograr buenos resultados de comprensión y velocidad de lectura. Para ello solo deberás mover los dedos de tu mano por debajo de la línea del texto a una mayor velocidad a la que lo haces normalmente. Al finalizar la línea retrocede al comienzo de la línea siguiente como si estuvieras «zigzagueando». Esta técnica te permitirá comprender el significado del texto por medio de una ruta fonológica o de identificación rápida de cada una de las letras que componen la palabra o visualmente de una manera más global.
Muchos estudiantes usan este tipo de lectura en diagonal que consiste en buscar las palabras más relevantes de un texto saltando, incluso, de párrafo a párrafo para encontrar las palabras claves que den sentido a la relevancia del texto. Esta técnica está más indicada para un primer acercamiento al texto o para el repaso de un temario ya estudiado. Es similar a la técnica del zigzag.
Incluso, muchos expertos señalan que un buen entrenamiento ocular mejorará la velocidad lectora. Para leer hay que mover constantemente los ojos. Por eso, ejercicios como acompañar el texto con la punta de un lápiz o bolígrafo serán útiles para fijar la atención ocular y mejorar el apoyo visual.
Existen aplicaciones como Spritz,
precursora de todas las herramientas digitales que existen para favorecer la lectura rápida, que ofrecen los textos palabra por palabra a una gran velocidad en la pantalla de manera que se reduzca la cantidad de movimientos oculares durante la lectura y, por tanto el esfuerzo en la lectura que disminuye el tiempo que empleamos en leer.
Spritz ofrece las palabras de un texto entre dos líneas horizontales una tras otra. Todas sus letras se muestran en color negro salvo una de ellas que se muestra en rojo y con una marca de control bajo ella. Esta marca es el denominado «Optimal Recognition Point» o Punto Óptimo de Reconocimiento que el que permite al cerebro identificar con facilidad una palabra sin desviar la mirada de un punto fijo. Esta herramienta es posible instalarla en tus dispositivos móviles o, también, como extensión en tu navegador habitual.
Otras extensiones de Google Chrome para la lectura rápida pueden ser Jetzt o Speed Reading Trainer.
Ahora que conoces que la velocidad al leer incrementa el rendimiento en el estudio, pruébate a ti mismo. Descubre cuantas palabras por minuto eres capaz de leer. O si caes en algunos de los errores de lectura (subvocalización, continuos retrocesos, etc.). Realiza alguna de las técnicas de lectura citadas y mejora así tu capacidad de comprensión y concentración de cara a la preparación de oposiciones.
Seguro que mejorarás tu capacidad lectora y harás grandes progresos en tu preparación de oposiciones.
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