Acoso escolar y ciberbullying. Estrategias de prevención.

Dentro del amplio catálogo de cursos homologados para docentes y oposiciones de educación es posible encontrar un nuevo curso que trata de dar respuesta a la preocupación actual por el acoso escolar y el ciberbullying ofreciendo información sobre los diferentes programas existentes y cómo aplicarlos para mejorar los problemas de convivencia dentro del centro escolar o en la red. Un curso dirigido a profesores de todas las etapas con un enfoque internivelar.

En este post queremos profundizar un poco más acerca de los factores que causan esta problemática en los escenarios actuales, reales y virtuales; y de cómo se puede tomar parte, por parte de los profesionales docentes y de toda la comunidad educativa, a fin de lograr el desarrollo integral y personal de los alumnos, previniendo situaciones no deseadas y negativas dentro del ámbito escolar y, también, fuera de él.

¿Qué es el acoso escolar? ¿Y el ciberbullying?

En primer lugar, es importante tener claro los conceptos de acoso escolar y ciberbullying. Términos cada vez más tristemente mencionados y presentes en la sociedad actual pero no siempre entendidos en toda su magnitud.

El acoso escolar

El acoso escolar, también conocido como bullying es aquel maltrato bien de tipo físico o psicológico que de manera continuada recibe un niño o niña por parte de otros compañeros que forman parte de su mismo entorno educativo. Las dos características principales del acoso escolar son la existencia de conductas dañinas hacía la víctima y la reiteración o repetición de las mismas.

Burlas, amenazas, agresiones, aislamiento premeditado son algunas de las conductas que suelen recibir los alumnos que sufren el bullying, las cuales, prolongadas en el tiempo suponen la aparición de miedos personales, rechazo al contexto donde tiene lugar la violencia, problemas en el desarrollo educativo normal y dificultades para alcanzar los objetivos curriculares por parte de la víctima.

La figura del agresor (o grupo de agresores) y víctima no son las únicas que pueden tomar parte en el acoso. La pasividad de terceros que son testigos de la situación y que deciden no intervenir en ella, incrementa la desconfianza de la victima hacía su entorno, generando emociones negativas como falta de sensibilidad, apatía e insolidaridad.

Se puede hablar de tres tipos de acoso escolar, que pueden darse de manera individual o coexistiendo entre ellas. Bullying físico, más común en etapas de primaria que de secundaria. Bullying verbal como insultos, apodos humillantes, etc. De tipo psicológico, intensificando miedos y temores en la victima y sociales, en los que predomina el aislamiento del individuo del grupo.

Ciberbullying

Cuando entran en juegos las nuevas tecnologías, el acoso o bullying se convierte en ciberbullying. Un nuevo tipo de acoso muy invasivo entre menores con graves consecuencias en aquella persona que lo sufre ya que la humillación o violencia puede multiplicarse por la velocidad de propagación que acompañan, por ejemplo, a las redes sociales. Además, el (falso) anonimato que los acosadores asumen en los medios sociales hacen que su agresividad hacía la victima pueda verse aumentada.

El envío de mensajes humillantes, con lenguaje ofensivo, amenazas, chantajes, bulos, hacerse pasar por otra persona, excluir a alguien de un grupo o comunidad virtual o difusión de imágenes sin autorización son claros ejemplos de ciberbullying.

Aunque las tecnologías llevan tiempo entre nosotros este tipo de acoso puede considerarse todavía joven y con mucho margen de aprendizaje para los profesionales que pueden actuar sobre él, para los acosadores que desconocen la verdadera medida de sus actos tras un ordenador o un smartphone y también, para las víctimas, que no conocen las acciones que pueden llevar a cabo para combatir este problema.

¿Qué indicadores nos avisan de la presencia de acoso entre menores?

Tanto para casos de bullying como ciberbullying es posible reconocer una serie de indicadores que nos ayuden a detectar estos casos entre el alumnado y a identificar a las víctimas que sufren acoso. Entre ellos, ausencias prolongadas a clase, falta de atención, implicación o ilusión, cambios continuos en su manera de vestir o en su corte de pelo, falta de comunicación, presencia de tics o realización de dibujos extraños que tratan de indicar sus problemas.

Aunque también es posible detectar al acosador por sus comportamientos. Un alumno que usa la violencia y la agresividad para conseguir sus objetivos, que tiene un bajo nivel de empatía, absentismo o rendimiento escolar bajo puede ser potencialmente un alumno que acose a otros compañeros o alumnos del centro y ante el que es importante aumentar la atención.

¿Cuál es la magnitud de esta problemática entre los menores actuales?

Si atendemos a las estadísticas aportadas por Unicef en la campaña que llevo a cabo con motivo del Día Mundial de Internet Segura, un 6,9% de los estudiantes españoles afirma haber sufrido acoso en los últimos dos meses y un 12% en el último año. Así como un 3,3% de los alumnos reconoció haber sido ciberagresor. Siendo las chicas más afectadas por esta problemática por encima de los chicos.

Al hablar de violencia o acoso sexual online, las cifras aumentan alarmantemente. Más del 46% de las chicas confiesa haber sido víctima de acoso sexual en la red frente a un 36% de los chicos.

En lo referente a las cifras de acoso escolar, el Cuerpo Nacional de Policía, Policía Local y Guardia Civil aportaron datos oficiales en los que ascienden a más de 1000 los casos de acoso denunciados. Datos que van en aumento de manera anual y donde Andalucía, Madrid y la Comunidad Valenciana son las comunidades autónomas con mayor número de denuncias.

Medidas de prevención del acoso

El personal docente, otros profesionales del centro educativo, los padres, incluso los propios alumnos pueden ser agentes fundamentales en la prevención del acoso escolar. Un aspecto esencial del que se debe partir a la hora de poner medidas para hacer frente al acoso escolar es el de ayudar a entender a los niños, niñas o adolescentes qué es el acoso, cuáles son sus consecuencias y cómo enfrentarse a él en caso de que ocurra; dirigiéndose y hablando con un adulto, unirse a otro grupo de alumnos o adultos para ahuyentar al agresor, etc.

Por supuesto, es importante escuchar y observar con atención al alumnado. Conociendo y sabiendo detectar los posibles indicadores del acoso, podremos actuar de manera rápida sobre él.

En lo referente al ciberbullying, se antoja imprescindible una buena formación en nuevas tecnologías entre el alumnado. Términos como privacidad o seguridad en línea deben estar aceptados y ser asumidos por los jóvenes, conociendo sus consecuencias reales. Fomentar el uso responsable, respetuoso y seguro de las redes sociales. Educar en valores o integrar la diversidad y la multiculturalidad entre las enseñanzas ayudará a reducir el número de casos de acoso.

La formación de padres y docentes en competencias digitales y en el buen manejo de una comunicación intergeneracional también será de gran apoyo. Observar la actitud de un hijo o hija, alumno o alumna, enseñarles a hacer frente al acoso, o establecer ciertos límites a la tecnología, pueden ser vitales a la hora de prevenir una situación indeseada para el menor.

En todo caso, los centros educativos deben contar con unos protocolos de actuación establecidos para aquellas situaciones de bullying o ciberbullying así, como promover programas y campañas de prevención e intervención, que refuercen el desarrollo de capacidades para detectar y/o afrontar estas situaciones.

Curso homologado de APPF acoso escolar y ciberbullying, estrategias de prevención

En APPF contamos con un curso homologado por la Universidad de Nebrija, sobre acoso escolar y ciberbullying y sus estrategias de prevención, dirigido a profesores y opositores de educación con el que conocer esta problemática, sus factores de riesgo y daños. Un curso a distancia de 125 horas de duración que ofrecerá recursos y soluciones para la convivencia entre alumnos y su correcto desarrollo personal y académico.