Oposiciones Sanidad

Competencias de los profesionales de enfermería pediátrica

Si te gustan los niños y además has estudiado el grado de Enfermería seguro que ya tendrás claro que una buena salida profesional para ti, es la enfermería pediátrica. Una rama encargada de dar atención y asistencia a bebés, niños y adolescentes hasta los primeros 16 años de vida, satisfaciendo sus necesidades particulares, tratando a aquellos que tienen una enfermedad o lesión, con diferentes duraciones, así como a los que presentan discapacidades. Siempre trabajando en colaboración con los familiares y cuidadores de los niños y niñas. Un enfermero o enfermera pediátrica deberá estar capacitado para, por ejemplo, realizar el seguimiento propio de un recién nacido hasta una lesión deportiva de un joven de 14 años.

Tanto si tienes clara tu vocación hacía esta especialidad, como si tienes dudas de si encaminarte profesionalmente hacía ella, en este post de APPF queremos darte las claves, sobre las competencias y características particulares de la enfermería pediátrica para que conozcas mejor este campo o especialidad de la sanidad.

¿Qué es exactamente la Especialidad de Enfermería Pediátrica?

Para definir correctamente la Especialidad de Enfermería Pediátrica hemos de dirigirnos hacía la Orden SAS/1730/2010 de 17 de Junio, del Ministerio de Sanidad y Política Social, por la que se aprueba y publica el programa formativo de la especialidad de Enfermería Pediátrica.

En él se habla del origen de esta especialidad en nuestro país, que data del año 1964 ante el convencimiento de que los problemas de salud y las necesidades de cuidados que se presentan durante la infancia y la adolescencia son muy diferentes a los que se requieren en la edad adulta. Y por supuesto, se aporta una definición y un perfil profesional preciso sobre esta especialidad.

Definición de esta especialidad

Según la Orden SAS/1730/2010, el profesional especialista en Enfermería Pediátrica es aquel capacitado para proporcionar cuidados de enfermería especializados de forma autónoma, durante la infancia y adolescencia, en todos los niveles de atención, incluyendo la promoción de la salud, la prevención de la enfermedad y la asistencia al recién nacido, niño o adolescente; sano o enfermo y su rehabilitación, dentro de un equipo multiprofesional y en colaboración con enfermeras especialistas de otras áreas. Asimismo, es el profesional que, con una actitud científica responsable, ejercerá el liderazgo en el ámbito del cuidado al recién nacido, niño y adolescente, sano y con procesos patológicos agudos, crónicos o discapacitantes, estando capacitado para planificar, ejecutar y evaluar, programas de salud relacionados con su especialidad y desarrollar trabajos de investigación y docencia para mejorar la calidad de los servicios y colaborar en el progreso de la especialidad.

Esta normativa también incide en la oportunidad de dar respuesta a la necesidad de personalizar los cuidados y su coordinación entre los distintos niveles asistenciales. Un enfoque humanístico de la especialidad que hace posible recuperar los cuidados tradicionales, fomentar el vínculo afectivo, la utilización del masaje y el tacto, la lactancia materna, la incorporación de los padres en el cuidado y tratamiento del recién nacido, niño y adolescente, teniendo presentes los factores culturales, la escolarización del niño hospitalizado y haciendo especial énfasis en la educación para la salud.

Características que debe tener un profesional de la enfermería pediátrica

Para ejercer esta especialidad será fundamental contar con unas características profesionales (y personales) que permitan observar al niño y ser capaz de detectar aquello que quieren expresar. Un niño no siempre sabe explicar qué le ocurre, o qué molestia o dolor le está incapacitando. El especialista debe saber anticiparse a las necesidades del paciente infantil o adolescente para facilitar así su comunicación, aportando calma, transmitiendo cercanía y confianza. Es por eso que ser amable, respetuoso o afectuoso, saber tomar decisiones o trabajar en equipo son aptitudes idóneas para la práctica de la Especialidad de Enfermería Pediátrica.

Competencias que conforman el perfil del enfermero o enfermera pediátrica

Las funciones de los enfermeros y enfermeras pediátricos, guardan no pocas diferencias con las de los profesionales de la enfermería para adultos, principalmente porque al tratar con pacientes en proceso de crecimiento, es importante tener en cuenta cómo puede influir una enfermedad o lesión en este proceso de desarrollo vital.

La OMS remarca y recuerda, con carácter anual, la importancia de tratar con máxima prioridad a los recién nacidos, niños y adolescentes dentro de los diferentes sistemas sanitarios, puesto que en su adecuado crecimiento y desarrollo está el futuro de la sociedad.

Las competencias del Especialista en Enfermería Pediátrica serán aquellas trabajadas y adquiridas durante su proceso de formación de Grado, especializándose durante el EIR, Enfermería Interna Residente. Tras ellas, él o la especialista en Enfermería Pediátrica, deberá ser competente y capaz de poder establecer una interacción profesional con el recién nacido, el niño o adolescente, así como también con su familia, demostrando las habilidades, conocimientos y actitudes sobre la relación terapéutica, para así identificar áreas de cuidados, ayudar a adquirir habilidades de autocuidado, favorecer el bienestar, y acompañar a proceso que conlleven una pérdida o cambio de vida.

Otras competencias de la especialidad

Además de esta competencia básica, el profesional de la Especialidad de Enfermería Pediátrica deberá, entre otras:

  • Mantener una comunicación eficaz con el resto de profesionales sanitarios y no sanitarios de su ámbito o centro, que favorezca el intercambio de información y contribuya a la prestación de cuidados.
  • Valorar de forma integral y en su contexto al recién nacido, niño o adolescente, para detectar anomalías o posibles déficits de sus necesidades, planificando intervenciones y resolviendo de forma autónoma los problemas o bien, derivándolo a otro profesional.
  • Liderar equipos de salud, realizando actividades de coordinación de grupos y dirigiendo procesos de gestión clínica.
  • Coordinar la actividad asistencial y los servicios de enfermería.
  • Gestionar los sistemas de información relacionados con su práctica profesional.
  • Procurar la educación para la salud de sus pacientes infantiles y adolescentes, así como para su familia. Promover, fomentar y mantener estilos de vida saludables.
  • Valorar la repercusión de la hospitalización o de los procesos de enfermedad, que implican una pérdida o cambio de vida del paciente, facilitando afrontamiento adecuado.
  • Realizar las pertinentes pruebas diagnósticas y tratamientos, derivados de los problemas de salud del paciente de manera hábil, eficaz y eficiente.
  • Planificar los cuidados al alta hospitalaria con los padres/tutores del niño, elaborando un informe de continuidad de cuidados y coordinando la atención necesaria, con los profesionales de los diferentes niveles como atención primaria, especializada, servicios sociales, celadores, etc.
  • Detectar y actuar en situaciones sospechosas de abusos o maltrato infantil siguiendo los protocolos establecidos para estos casos
  • Realizar o colaborar en procedimientos de cirugía menor del ámbito pediátrico
  • Evaluar al niño y adolescente con un proceso crónico o con discapacidad identificando su grado de dependencia, los cuidados que requiere, los recursos y apoyos sociales disponibles, así como, los servicios de salud necesarios para cubrir sus necesidades.

La importancia de la atención especializada en la infancia y la adolescencia

Las necesidades de cuidados especiales durante la infancia y la adolescencia, deben ser cubiertas de manera específica por un Pediatra y un Enfermero o Enfermera de Pediatría, a ser posible en un espacio físico propio, y aislado de la zona adulta para la consulta, sala de espera y de urgencias, para garantizar un crecimiento adecuado, sin afecciones o enfermedades y un nivel de salud óptimo para la población infantil.

Si después de leer este artículo tienes todavía más claro tu futuro profesional, y además ya has realizado el grado de Enfermería y el EIR, debes saber que puedes seguir realizando la formación continua con los cursos acreditados para oposiciones sanitarias que oferta APPF, los cuales te ayudarán a mejorar tu baremo de puntos de cara a lograr una plaza, que permita desarrollar tu trabajo de Enfermería Pediátrica en un centro de Atención Primaria, en Urgencias Pediátricas, Unidades de Cuidados Intensivos, de Neonatología, etc.

 

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