¿Muchas horas sentado delante del ordenador? ¿Excesivo tiempo acomodado en tu sofá? ¿Cargas inadecuadas de peso sobre tu espalda? Tanto si llevas una vida sedentaria como si tu postura no es la adecuada aun cuando realizas actividad física puedes sufrir de lumbalgia.
La lumbalgia o el dolor lumbar es una de las molestias más comunes en el ser humano. Se trata de una dolencia en la parte inferior de la espalda que puede irradiarse hacía las piernas y que, sin ser grave, sí que puede resultar dolorosa e incapacitante, limitando la movilidad y provocando el encorvamiento. Generalmente es debida a afección de vértebras, discos, músculos o ligamentos.
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Causas de la aparición de una lumbalgia
El llamado lumbago puede aparecer por distintas causas, muy diferente entre sí. Una de las más habituales es la provocada por la distensión de un ligamento o músculo de la espalda. Generalmente tras levantar peso o realizar un movimiento brusco. También por realizar ejercicio físico o deportivo sin haber calentado previamente.
Otras causas del lumbago pueden ser, trabajar durante tiempos prolongados en malas posturas; también, a consecuencia de un golpe de frío en la zona lumbar, o a causa del estrés que ocasiona tensión muscular que, a su vez, desencadena la contracción de los músculos de la espalda afectando a la zona lumbar; o simplemente, por usar un calzado inadecuado.
También puede aparecer cuando un nervio de la columna es oprimido, lo cual conlleva adormecimiento de la zona lumbar. El nervio ciático mayor, se resentirá causando posible dolor en piernas y nalgas. Es la denominada hernia de disco lumbar.
Las mujeres durante el periodo de embarazo son más propensas a sufrir lumbalgia debido el excesivo peso corporal sobre la parte delantera de su cuerpo y el alargamiento de los ligamentos de la pelvis.
¿Cómo tratar el lumbago?
Según sea la intensidad del lumbago es posible curarla con simples descansos (evitando, eso sí, el reposo absoluto) para que los tejidos lesionados se recuperen. O bien mediante antiinflamatorios, analgésicos, también son recomendables los ejercicios específicos en la zona lumbar. Cuando la lumbalgia es débil, con aplicar calor y realizar estiramientos puede ser suficiente para contrarrestar las molestias.
Si la lumbalgia es más aguda, habrá que tratar las molestias con relajantes musculares y la realización de ejercicios paulatinos que permitan recuperar y fortalecer la zona lumbar. Posteriormente, será recomendable hacer rehabilitación. Acudir a un fisioterapeuta especializado puede ser de gran ayuda. Actividades como la natación o el Pilates mejorarán la parte baja de nuestra espalda previniendo la aparición del lumbago.
Consejos para prevenir el lumbago
Como hemos citado, la práctica de ejercicio físico regularmente ayuda a prevenir el lumbago. Es desaconsejable realizar ejercicio si el dolor ya existe y es agudo. La constancia en una rutina de ejercicios aeróbicos mezclada con la realización de tablas de gimnasia, especialmente dirigidas a la parte baja de la espalda y zona abdominal, fortalecerán los músculos de nuestra espalda logrando una columna más flexible y preparada para no sufrir dolor lumbar.
Evitar el sedentarismo es, por supuesto, la manera más cotidiana de prevenir el lumbago. Pero también cuidar el sobrepeso, dormir en un colchón adecuado o aprender a levantar pesos, caminar, sentarse o incluso respirar, de un modo correcto. Es decir, una óptima higiene postural y ergonómica.
En cualquier caso, ante la aparición de un dolor de la zona lumbar lo aconsejable es acudir a su médico para que realice un diagnóstico adecuado. Solo un profesional podrá determinar el origen de sus molestias de espalda, indicando si proviene de una hernia discal, de la degeneración del disco lumbar, de un cartílago (Osteoartritis), a consecuencia de una mala postura o un hábito incorrecto, o bien debido a un traumatismo. Este profesional será el más indicado para sugerir el tratamiento más conveniente y las recomendaciones correctas para la prevención de futuras molestias.